El River de Ramón no pudo con los juveniles
de Boca y empataron 0 a 0. En los penales, el Xeneize no titubeó y volvió a
amargar a su eterno rival.
Cuando
Carlos Bianchi dejó trascender que iba a poner un equipo alternativo para
enfrentar a River en Mendoza. Muchos habrán pensado, esta historia ya la vi.
Uno de los que debe haber pensado eso fue ni más ni menos que Ramón Díaz, quien
hace trece veranos atrás dejaba a River, tras perder un partido ante los juveniles
de Boca.
Esta
vez no hubo derrota para el riojano en los noventa minutos. Pero su cara lo
decía todo cuando el partido se moría y el destino de los penales era
inevitable. A las excusas de los penales, al menos esta vez tiene el aliciente
de que enfrente tuvo a un equipo que defendió más de lo que jugó. Y que
contragolpeó poco y nada.
Difícilmente
vean la paja en el ojo ajeno, cuando ellos diez atrás habían esperado agazapado
para achicar espacios una vez que Boca pasaba la mitad de la cancha. Bianchi le
dio una sobredosis de su propia medicina. Y a River lo incomodó de sobremanera.
En el
primer tiempo se repartieron la tenencia de la pelota. Salvo en el primer
minuto, cuando Ponzio encontró libre a Funes Mori, quien definió apresurado.
Muchos pensaban que era la continuación del duelo anterior, ya que un River
rápido se aprovechaba de un dubitativo y lento Boca.
Pero de
a poco, los pibes Xeneize se hicieron dueño de la mitad de la cancha, y la
paridad era un hecho. Sin generar situaciones, Boca hacía su plan a la
perfección. Claro, con la salvedad de que no encontraba profundidad. Si el plan
era abortar los intentos de Vangioni y evitar dejar a Mora cara a cara con los
defensores, todo era excelente. Pero faltaba punch arriba.
En el
complemento, todo empeoró. La paridad en la tenencia pasó a la historia. Ponzio
se hijo eje. Vangioni le empezó a ganar a un cansado Alan Aguirre y River
insinuaba más peligro que Boca. Pero solo quedó en insinuaciones. Casi no
generó situaciones netas y si hubo una oportunidad clara de gol fue para el
Xeneize. Pol Fernández quedó sólo, pero la pelota nunca le quedó cerca para el
remate, Barovero salvó, el rebote le quedó a Erbes, quien definió por encima
del portero pero Vangioni salvó en la línea.
Fue la
chance más clara de todo el partido. Hubiese sido injusto. Pero poco importan
en un superclásico los méritos. Importó la actitud de un Boca sacrificado,
solidario y trabajador que se vio en inferioridad de condiciones ante este
River sobredimensionado tras el primer triunfo en Mardel.
En los
penales hubo emoción pero Boca demostró su hombría y sobriedad. Marcaron Erbes,
Viatri, Pol, Blandi y hasta Cellay. Ustari tuvo su noche de gloria defendiendo
el arco de Boca. Y la primera alegría grande del verano llega a través de los
penales. Bianchi debe estar conforme con que los soldados cumplieron su función
de abofetear a River de cara al duelo de Córdoba y poner las cosas a mano
prácticamente. El desempate es en solo cuatro días. Con Martínez, Silva y
Paredes, tiene que verse otro Boca en ofensiva.
SINTESIS
BOCA:
Ustari 8; Albin 5, Cellay 6, Gmo Burdisso 6, Evangelista 6; Aguirre 6 (Bravo 5),
Erbes 8, Pol Fernández 6, Colazo 6; Viatri 5, Blandi 5
No hay comentarios:
Publicar un comentario