martes, 14 de febrero de 2012

Con pie firme



Boca debutó en el Clausura con un 2 a 0 ante Olimpo en La Bombonera, con el que demuestra que sigue siendo sólido y contundente.

Después del susto ante Santamarina, Boca necesitaba limpiar su imagen para demostrar que seguía siendo ese sólido equipo, que no perdona a los adversarios. Y ante Olimpo, lo demostró, y si bien, sufrió por momentos, al final, no dejó dudas y terminó con un 2 a 0 a favor que lo pone como ganador en una primera fecha, después de mucho tiempo.

No empezó bien el partido. Otra vez hubo grietas por la izquierda, y Olimpo salió a atacar, con Romero y Rolle por las bandas, dejando un doble cinco para tapar a Riquelme. Justamente los dos volantes por los costados, armaron en pocos segundos el primer gran sofocón que tuvo Orión. Desborde del primero y el volante zurdo, autor del gol que mandó a la Promo a River, definió abajo pero el arquero se estiró y salvó al campeón, como había sucedido en aquel debut del torneo pasado cuando a poco de empezado, el ex Estudiantes evitó la caída de su valla.

Después del primer cuarto, Román empezó a tener más contacto con el esférico y, de a poco, incidió en el juego forzando faltas cercas del área que a la postre no tuvieron consecuencia para el seguro portero Ibáñez, excepto en la última jugada antes del entretiempo. El Diez mandó un centro, Mouche se la bajó a Cvitanich, y el ex Ajax le rompió el arco al uno.

En el complemento, el elenco bahiense intentó ir por el empate, hasta que Román armó una genialidad, asistió a Mouche, quien, con suspenso, marcó su primer tanto en la Bombonera después de mucho tiempo, más de dos años. A partir de ahí, los dirigidos por Falcioni se parecieron más al último campeón con el enlace como abanderado.

Le faltó una pizca de profundidad para armar una goleada. Pero ese ADN del campeón volvió. Por momentos,  Erviti y Rivero recuperaron sus niveles. Clemente dejando surcos otra vez. Roman manejando los hilos del contragolpe. Y Mouche definiendo mal varias replicas, pero si se empieza a amigar con la red, puede ser un arma fundamental.

Ahora se viene lo que todos estamos esperando. El retorno a la Libertadores, después de tres años ante el Zamora. No será de los rivales más complicados. Pero sabemos lo que nos sucede con esa clase de equipos, por ejemplo Santamarina, que demostraron ser los más difíciles.  A no subestimarlo. Y a no dejar nada al azar. La obsesión de todos los Xeneizes vuelve a vivir. Y a no dormirse.

Sintesis

BOCA: Orión 7; Roncaglia 6, Schiavi 6, Insaurralde 6, Clemente 6; Rivero 6 (Ledesma 6), Somoza 5, Erviti 6; Riquelme 8 (Chavez); Mouche 7, Cvitanich 6 (Blandi 5)

sábado, 4 de febrero de 2012

Al borde del papelón

Boca no pudo en los noventa minutos ante el modesto Santamarina y tuvo que esperar hasta los penales para eliminarlo y avanzar a la siguiente etapa de la Copa Argentina.


“Ojala jugará siempre contra River” decía hace un año Javier García, por entonces arquero de Boca y figura del verano. Eso podríamos decir todos. Pero River no está. River se fue al Nacional B y no lo vamos a encontrar ni en el torneo local ni en la Copa Libertadores. Tal vez en la final en el Monumental. Pero jugando como con Santamarina Boca no pasa ni la próxima etapa –ante Central Cordoba, de Rosario, equipo de la Primera C. Lo cierto que no todos los equipos se van a asustar contra Boca como lo hizo siempre el ex Millonario.
A veces desde Europa vienen noticias de que conjuntos desconocidos dan el golpe como ocurrió con el Alcorcon ante el Real Madrid hace un par de temporadas, y todo el mundo se conmueve. Por pocos minutos, Santamarina estuvo al borde de hacer correr su nombre por todo el planeta. Es que el Xeneize salió a jugar con pocas luces, y hay veces que con la camiseta no alcanza.
Diez minutos bastaron para saber que no iba a hacer cosa fácil. En pocos segundos, el cuadro de Tandil tuvo una clara pero definió horrendo su delantero Michel. A los pocos segundos, otra vez el delantero remató al cuerpo de Orión, y luego Ocaño hizo esforzar al Flaco Schiavi para que este rechace en la línea.
Pasaron esos diez minutos, y el Xeneize empezó a acomodar. Parecia algo lógico en cierto punto. Con Clemente y Riquelme jugando sus primeros minutos en el año, Rivero volviendo de la lesión, Erviti y Somoza no habían hecho un buen partido ante River asi que era previsible que no estén en su mejor forma. Schiavi había tenido un golpe que lo había sacado en el entretiempo superclásico y la dupla Cvitanich-Blandi jugaba por primera vez desde el inicio.
De a poco, el conjunto de Falcioni empezaba hacerse el dueño de la pelota. Pero pasó lo inesperado. En tiempo de descuento, Boca regaló la pelota en la salida, Zarate envió un centro perfecto y Michel cabeceo al gol y fue héroe por un rato largo.
Ese cimbronazo hizo despertar a Boca. Román tomó la posta y el Xeneize empezó a generar peligro claro sobre el área de Bertoya. Alrededor de los 20, llegó algo de alivio. Centro del Diez, Roncaglia cabeceó al gol. El Xeneize siguió yendo pero no pudo definirlo. Faltaron ideas, faltó futbol. Faltaron muchas cosas. Al menos hubo actitud en el segundo tiempo. El segundo tiempo fue otra cosa, un nivel aceptable de Riquelme después del parate, la voluntad de Cvita, el despliegue de Clemente, y el trabajo de Roncaglia, que no se quedó con su gol, incluso desbordó en una de las tantas situaciones.
El final fue dramático. Boca impuso su categoría y jerarquía a la hora de patear los penales, con Roman, Chavez, Ledesma y Schiavi. Somoza tiró una masita que volvió a poner a Tandil en partido luego de la atajada de Orión, al 5 picapiedra que volvió loco a Roman con una marca pegajosa y que rozó la mala leche.
La clasificación es un alivio. Pero este resultado enciende la alarma. Si el sueño es ganar la Libertadores hay que mejorar. Porque todos los equipos nos van a querer ganar con las ganas que tuvo Santamarina, pero tal vez no perdonen como lo hizo en el primer tiempo. A ponerse las pilas y que el árbol no tape el bosque.


 Boca: Orión 7; Roncaglia 7, Schiavi 5, Insaurralde 5, Clemente 5; Rivero 5 (Chavez 6),  Somoza 5, Erviti 5 (Ledesma 6), Riquelme 5; Cvitanich 6 (Mouche), Blandi 5

miércoles, 1 de febrero de 2012

Nunca es triste la realidad, lo que no tiene es remedio

Un Boca con juveniles le ganó a River por 1 a 0 con un gol de Mouche, ¡si de Mouche! el segundo clásico del verano. Sin jugar bien, le bastó con la camiseta para vencer al desalmado e inexpresivo equipo del ascenso.



Se terminó lo que se daba. Se acabó el futbol de verano. Y todos deberán volver a su situación personal. Esta chance que le dio el destino a River de olvidarse de su triste realidad y volver a enfrentar a Boca se esfumó en un abrir y cerrar de ojos. “Ahora se pudrió todo y estamos acá” dirán los plumíferos y acá es la B Nacional. Mientras papá retorna a la Copa Libertadores.
Todas las cataratas de declaraciones fantasiosas ya no tendrán más fundamentos. O si. Uno nunca sabe. Lo cierto es que la dimensión paralela que viven en Núñez tuvo un baño de realidad. Dos superclásicos, dos derrotas. No podrán decir que la Primera es más fácil que la B Nacional.  Dirán que estuvieron cerca de ganarle al campeón invicto, que lo dominaron por momentos y toda esa fantasía animada que debe ayudar a sobrellevar este momento durísimo para los hinchas del equipo que alguna vez fue el segundo equipo mas importante del país. Hoy ni eso le queda.  En los dos cotejos Boca tuvo la facilidad de marcar que no tuvo en ninguna de las 19 fechas.
En Mendoza, el Xeneize encaró el enfrentamiento como si estuviese jugando un amistoso de preparación con un equipo de ascenso. Afuera Orión, adentro Sebastián Sosa. Averiado Franco Sosa, tuvo su chance Enzo Ruiz que no era titular desde aquel duelo con Tigre, que comenzó el camino de los 29 duelos invictos. Encima, el puesto del defensor es central. O sea Boca tenía un lateral improvisado prácticamente. Lo mismo en el otro costado con Juan Sánchez Miño, cuya posición y en donde tiene mucho futuro es de volante por izquierda. El primero mostró solvencia y nunca se complico. El otro evidencio un sutil trato del balón.
Por su parte, el arquero se dio el lujo de jugar un Superclásico y no tuvo fisuras. Relajado, sobrio, seguro. Portero de nivel internacional.  No tuvo grandes intervenciones porque River fue puro humo. Solo tuvo un centro de Sánchez en el comienzo del partido, un tiro esforzado de Cavenaghi que controlo sin problemas, y un disparo de lejos de Ríos sobre la hora. Eso fue el ataque del ex Millonario a lo largo de los noventa minutos.
En el primer cuarto de hora pasó poco y nada. Cuando el uruguayo Sánchez empezaba a complicar a un estático Erviti, llegó la apertura del tanteador. Otra vez Ledesma mostro sus condiciones. Viveza a la hora de recuperar la pelota, despliegue para llegar al fondo, tenacidad para no dar la bola por perdida, y su calidad para meterle la pelota en la cabeza a Mouche. El zurdo por fin se sacó la mufa y ajusticio al vendehumo de Vega.
Con la victoria, Boca le dio el esférico al estéril adversario que nunca tuvo ideas. Cavenaghi tuvo el empate pero definió por arriba del travesaño con el arco a su disposición, y sin marcas. En el complemento, el Xeneize no se esforzó nunca para liquidar la historia y puso en ridículo a su oponente que nunca supo que hacer con la pelota, incluso cuando la tenia Carlos Sánchez, quien fue el único que obligó pero siempre termino mal las jugadas.
Con la lesión de Schiavi, ingreso Sauro, quien no jugaba desde la misma época que Ruiz, pero hizo olvidar al Flaco, con mucha solvencia. Insaurralde fue el patrón de la defensa. A Boca le faltó futbol en este verano, pero River defiende tan mal que le simplificó la ecuación. Faltaron muchos jugadores, en algunos puestos actuaron los suplentes de los suplentes. Boca despacho a su archirrival y no le dio lugar ni a la alegría de vencerlo. Antes que empiece la verdadera historia. La que tiene a uno en la Copa, y a otro en la B.


BOCA: Sosa 7; Ruiz 6, Schiavi 6 (Sauro 6), Insaurralde 6, Sánchez Miño 6; Ledesma 7 (Araujo), Somoza 5, Erviti 4 (Colazo 5), Chávez 5 (G. Fernández -), Mouche 6, Blandi 5