Boca sacudió el sueño de Racing pero lo más
importante el nivel que tuvo el equipo, que da para esperar con ilusiones el
2013.
Otro
sería el Sprint final de Boca en el campeonato si Erviti no hubiese empatado el
clásico sobre la hora. Aquel empate termina siendo bisagra para los dos
equipos. Hoy River pena y se quedó sin técnico –si es que Almeyda alguna vez lo
fue-, mientras que Boca de a poco se empieza a reconstruir.
Aquel
triunfo sobre San Lorenzo había parecido un espejismo tras la frustrante final
de la Supercopa y los amargos empates ante Colón y Newell´s –con buen primer
tiempo-. Pero la victoria sobre Velez trajo la tranquilidad de los tres puntos
para encarar el duelo con Racing. Un equipo que venía mucho más inflado de lo
que realmente es.
Hay
méritos de Falcioni en esta levantada, es cierto. Pero también hubo defectos
del entrenador que provocaron que Boca prácticamente quede afuera de la lucha a
mitad de torneo y que haya echo un primer tiempo en el superclásico que rozó el
papelón. Insistir con Chavez, es un claro ejemplo.
Uno de
los responsables de este envión es sin dudas Leandro Paredes, que con
atrevimiento, ya marcó más goles en el torneo que Viatri por citar algún caso.
El pibe, pese a no jugar en su puesto de enganche, se esmera para dar que
hablar y ser la esperanza del futuro de la institución.
El otro
caso impactante es el de Erbes. Finalmente, Falcioni sacó a uno de sus
protegidos, Somoza. Lo hizo primero por suspensión, después por lesión. A Erbes
le bastó un partido, contra San Lorenzo, para demostrar que puede ser el cinco
de Boca. Dinámica y despliegue le aportó al mediocampo, además de buena
ubicación y pase a los compañeros, algo que parece natural y simple pero que el
ex Velez hace mucho que no lo hacía.
La tercera
pata del trípode en el que Boca se apoyó para encarrilar su rumbo es Guillermo
Fernández. Tal vez sea injusto, nombrarlo en tercer lugar, porque es el mas
regular. Le aporta también profundidad, y buen juego, algo que los
experimentados Rivero y Ledesma no le podían aportar.
Erviti
y Silva son soldados de Falcioni. Y se están sintiendo cada vez más cómodos en
su rol de líder. Algo que deberá caer en ellos, y en Orión, ahora que se va
Schiavi. Por eso, más allá de las actuaciones sólidas de Caruzzo y Guillermo
Burdisso, el Xeneize necesita un caudillo en el fondo.
Cuando
el Laucha Acosta no jugaba todos esperaban que le diera el vértigo que Boca
necesitaba. Hasta el partido con la Academia, el ex Lanus solo había demostrado
insinuaciones en los cotejos que ingresó desde el banco de suplentes
(Independiente por la Sudamericana, Estudiantes o River). Tiene el crédito
abierto, porque es el mejor socio que puede tener Silva, y sobretodo, porque el
físico no lo ayudó.
A los
que se les acabó el crédito es a Cellay y al Pochi Chavez. Somoza,
lugarteniente del DT, deberá aceptar su rol de suplente sea quien fuera el
entrenador. En cambio, Clemente, Viatri, Rivero y Ledesma (los mas
experimentados del clan riquelmista), deberán subordinar a esa misma situación,
con excepción del tres, quien por ahora, más que por descarte que por otra
cosa, debe continuar en el inicial.
La
frescura de los tres juveniles le da a Boca otra forma de encarar el año que
viene. Si bien, las matemáticas todavía dan la lucha al título como posible, lo
cierto es que la situación es complicada. Lo mejor es esperar a 2013, con estos
chicos, algún refuerzo de categoría, sumado Sánchez Miño afuera por lo menos hasta marzo
de las canchas (sería casi una incorporación más). Además es hora que también
tengan su oportunidad Cristian Alvarez, Orfano, Marin, Fragapane. Todos
juveniles para seguir abasteciendo hasta que Boca que construye Pared por pared
para ser otra vez protagonista.
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