martes, 26 de enero de 2016

La impunidad de River y la complicidad de los medios


Lo de ayer fue un bochorno y un paupérrimo partido de fútbol. El nivel mostrado no fue digno de todo lo que merece un partido de la historia de los Boca-River. Pero el culpable de fue sólo Boca. Enfrente tuvo un equipo, que en su momento fue inflado por los medios como si fuera la versión vernácula del Barcelona y de los Culés solo tiene la manchas de la pedofilia causada por un equipo magnánimo como el de Messi ante uno que hasta no hace mucho jugaba en la B, y que en otros momentos se dedicó a pegar como pocas veces se vio. ¿Cuánta diferencia hay entre la patada de Silva a Mercado con la de Vangioni a Gago en la ida de la Libertadores? Realmente poca. Solo el arbitro.
Desde que el amable D´Onofrio tomó la posta en lugar del rancio Passarella, River fue beneficiado en casi todos los aspectos de los clásicos. Todo empezó con aquel empate 1 a 1 en Mar del Plata hace dos años, cuando una plancha de Maidana a Orión provocó el empate de River y la expulsión del Cata Díaz. Luego se siguió con el lateral doble en Córdoba y se llego al Pitanazo en la Bombonera.  Parecía algo normal. Simples errores humanos. Pero lo peor estaba por venir.
En el empate pasado por agua, el por entonces aclamado River de Gallardo o- el Barcelona de Guardiola o quizás el Milan de Sacchi o la inoxidable Naranja Mecánica, por aquel tiempo no había diferencias- enfrentaba al modesto Boca del Vasco. Una expulsión por una mano inexistente de Gago volcó el contexto del partido, que incluyo rojas obviadas a jugadores de River y una contra invalidada a Calleri cuando se iba junto a Chavez para marcar el segundo. Todo estas situaciones irregulares se encapsularon en el partido según los expertos en un partido accidentado y desnaturalizado por las condiciones climatológicas, y hasta se llegó a decir que la no suspensión del partido había favorecido a Boca, debido a la tremenda superioridad que tenía el equipo de Gallardo. O sea en limpio. El árbitro favoreció a Boca porque no pospuso el match. Un disparate.
Luego paso lo que todos conocemos. La brutalidad de los jugadores de River en los duelos por la Sudamericana se substituyó por la “la personalidad” de los mismos, nuevos próceres de la escuela del paladar negro.  Meses después, cuando un árbitro decidió usar el reglamento en un superclásico el River de Gallardo se comió la goleada del siglo.
La serie por la Libertadores fue el principal ejemplo. Las patadas criminales de Vangioni y Funes Mori a Gago y Pérez, respectivamente –la primera muy similar a las del sábado pasado en la Bombonera- no tuvieron el impacto mediático que corresponde. Luego ocurrió la locura de la revancha y los medios lanzaron su promoción del mito del abandono.
El blindaje mediático que se lanzo para proteger a River que fue a una hospital donde no hay guardia oftalmógica y para condenar a Boca. Llama mucho la atención que hablen de abandono los hinchas que rompieron su estadio para impedir la vuelta olímpica de un modesto equipo de la B, tres días después que interrumpieron el cotejo de ida para que no le metan goles y para pegarle a sus jugadores. Es abandono doble. Pero los medios hasta que juegan con las palabras y ratifican el falso abandono de Boca. ¿Un equipo que tiene 45 minutos para marcar un gol a otro que no piso el área en los tres últimos antecedentes en ese estadio iba a abandonar para evitar ese seguro festejo rival? No tiene ningún tipo de análisis.
La verdad es que tras el descenso River y sus medios afines intenta equiparar su tragedia de alguna manera con Boca y habla de la deshonra del abandono. Un abandono que nunca existió. ¿Pero si hubiese sido cierto puede hablar River de abandonos? En 1928 en la máxima goleada de la historia por 6 a 0 el capitán de River pidió al arbitro que se termine. Años después en el primer clásico oficial River abandonó el campo disgustado por un fallo arbitral. Más cerca en el tiempo en un cotejo de verano la hinchada de River originó disturbios para culminar la goleada histórica de 4 a 0 en 2002. Y hay testigos de abandonos de River. Preguntenle a los hinchas de Banfield cuando la barra brava de River suspendió el cotejo en el Sur cuando perdían 5 a 0.
Insólito que esa gente le hable a otros de abandonos. No sorprende porque quieren inventar su propia épica.  El equipo que nunca quiso jugar el partido, con la irrupción del soberbio D´Onofrio incluida, que pidió los puntos en una manifestación a la Conmebol le habla a otros de abandonos. Insolito esto solo puede pasar con la complicidad de los medios.
Después de todo esto, todo los medios se razjaron las vestiduras cuando Boca fue favorecido en la final de la Copa Argentina. Ningun hincha de Boca quedó contento con lo que pasó. Es lo que nos diferencia de River, que fue a pedir ganar un partido en el escritorio de la Conmebol. Lo que realmente aterrorizó a los medios no fue la injusticia que sufrió Central, sino que el favorecido fue Boca. Nadie se preocupó cuando el perjudicado es el Xeneize.
El fin de semana pasado, Boca jugó mal, pegó demasiado pero parece que fue el único culpable del dolor de ojos que fue el Superclásico. Enfrente hubo un equipo que no generó ni una llegada de gol, aun con dos jugadores más.

Sólo queda mirar para adelante. Aceptar los errores propios –que son muchos- y aprender para que se no vuelvan a cometer. Boca tiene los jugadores para salir adelante. Solo tiene que creer y no perder la humildad. No dejarse llevar por los elogios malintencionados y las críticas despiadadas que provocan que Boca ande por un tobogán de euforia y luego desazón pronunciado que da como resultado partidos como el del sábado en Mar del Plata. 

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